domingo, 20 de mayo de 2007

Autenticidad y conscuencia


Cuando era más adolecente (que adolecía de más cosas), pensaba en que la consecuencia era el motor de todo. Que los principios una vez fundados eran inamovibles, así como un dogma de fe. Una vez planteado se plasma como una verdad, y desde ahí se fundan certezas y uno se arma camino.
Sin embargo, con el paso del tiempo, con algunas experiencias fuertes, me he dado cuenta que la capacidad de cambio es una de las mayores maravillas del ser humano, admitir errores, responsabilidades para enmendarlos, y más aun, reconocerte como un ser diferente al que uno era.
Derribar prejuicios y dogmas parece ser paradójicamente mi nuevo estandarte, cuestionar y relativizar todo lo que pudiese ser absoluto, luchar contra "la verdad" y hacer que prevalezcan las verdades, pues realidades hay tantas como seres en el universo, y la subjetividad es el único hecho que manejamos con certeza.

Apelo finalmente a que la autenticidad es un camino más consecuente que la ciega consecuencia.
Seamos lo que somos, no lo que pretendemos ser, ni lo que pensamos que seríamos.

1 comentario:

Juan José Lizama Ovalle dijo...

Buena... ta cool tu blog!
Lo visitaré con frecuencia!
Estamos al habla..cuidate harto
Juanjo...