jueves, 23 de agosto de 2007

undostrespormí (y por todos mis compañeros)



Soñaba en recuerdos de la memoria colectiva (o más correctamente; experiencia común), sobre ese niño que todos conocimos jugando a la pelota, conocido más que nada por ser el dueño de la misma. Ese que cuando se picaba se volvía enojado a la casa balbuceando "la pelota es mía y me la llevo cuando quiero".

Al llegar se daba cuenta que no tenía con quien compartirla, y pasaban dos cosas; la primera (y más frecuente), era quedarse pasmado frente al televisor, pateando la pelota sin tener más retribución que la del muro. La segunda y más hermosa es cuando vencía al orgullo y admitía el aprendizaje que le había regalado su ira y volvía a jugar con sus amigos, entendiendo que las cosas no tienen valor a menos que sean para compartirse.

Veo hoy, un poco más crecido que esta metáfora sigue teniendo validez, siguen habiendo los que se jactan que "la pelota es suya", pero la dinámica se agrava pues para esos niños el orgullo crece y de a ratos nisiquiera se lamentan de no tener con quien jugar, o si lo hacen salen a comprar nuevos amigos con su balón.

Por suerte hay los que hicimos propio el valor de ser con relación a los otros, de los que aprenden para poder enseñar, de los que no duermen para poder soñar, de los que aman compartir por el sólo hecho de poder hacerlo.

Me encanta decir undostrepormí, pero más aún "y por todos mis compañeros"

1 comentario:

Carmina.- dijo...

ejem ejem... conozco esa foto...